El día nublado y la lluvia no pudieron opacar la felicidad y los festejos del día de Pascua que pasamos en el campo con toda la familia. A pesar de que lo que teníamos planeado era un almuerzo con un cordero pascual al aire libre.
Mamama, mi abuela, siempre previsora había comprado empanadas porque el pronóstico ya indicaba días feos, pero no fueron necesarias. El cordero se hizo igual. Cuando se largó a llover se improvisó con una chapa para que no se apagara el fuego y todo quede sequito. El asador fue papá, elegido especialmente porque en un día tan importante nada podía fallar.
Por supuesto salió todo riquísimo. Desde temprano se instaló cerca de la casa con el carrito para asados que mi abuelo mandó hacer. Cada persona que lo ve se queda fascinada, no solo es muy lindo a la vista sino también muy practico! Vendría a ser una "parrilla móvil".
Cerca de la casa hay un árbol de membrillos y llegamos justo en época, así que se nos ocurrió hacer un chutney a base de membrillos para acompañar el cordero. Fue nuestro aporte a la comida y quedo riquísimo! Usamos una receta como base pero improvisamos también un poco. Por suerte Mamama tenía un montón de especias. Nunca pensamos que canela, jengibre y clavos de olor era algo que íbamos a encontrar en la cocina del campo. Les dejo nuestra receta.
Ingredientes:
- 150cc de Aceto
- 1k de Membrillos
- 200gr de Azucar negra
- 4 Clavos de olor
- 1 Rama de canela
- 1/2 cdita de Sal
- 50cc de Aceite de oliva
- 20gr de Gengibre
- 250cc de Agua
- 2 Cebollas
Preparación:
Colocar en una olla antiadherente los membrillos cortados en cubos, el agua, el azúcar, el aceto, el aceite, la canela, el jengibre y los clavos de olor a fuego bajo. En una sartén dorar las cebollas y agregarlas a la preparación Si es necesario agregar un poco más de agua. Cuando los membrillos estén cocinados, con un prensapuré pisarlos para que se deshagan.
Nosotras colaboramos con el chutney pero cada uno tuvo su parte en estas Pascuas. El asador del cordero llegó temprano, tuvo gran ayuda de quien preparó el fuego y de los hombres que estuvieron, copetín de por medio, acompañándolo.
Las mujeres fueron llegando poco a poco con ensaladas, huevos de chocolate y ganas de preparar una mesa en la que todos pudiéramos compartir las Pascuas mientras los mas chicos disfrutaban bajo la lluvia esperando la búsqueda de los huevos.
Por supuesto nadie preparó postres. Después de una divertida comida entre charlas anécdotas y risas, llegó el momento de repartir los huevos. Había miles, de todos los tamaños y colores. Cada uno entregó los correspondientes. Nosotros, los que hace unos días habíamos preparado en Buenos Aires. Los más chicos hicieron su búsqueda con éxito, y nuestro festejo se extendió por un rato mas.